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Blefaroplastia

La mirada de una persona transmite emociones. Con el paso del tiempo, la zona periorbitaria y por tanto la mirada, envejecen. Los tejidos se vuelven más laxos, lo que genera un excedente de piel habitualmente en el párpado superior que puede incluso entorpecer la visión. Los tejidos también se adelgazan, lo que provoca que las bolsas grasas del párpado inferior sufran una herniación y se hagan más evidentes. Además, la atrofia ósea y grasa hace que los pómulos pierdan proyección, y esto hace todavía más visible las bolsas grasas y el surco de la ojera. Todo ello provoca que la mirada se vuelva triste, cansada y apagada.

 

La blefaroplastia o cirugía de los párpados es la cirugía que tiene como objetivo rejuvenecer la mirada mediante la eliminación del exceso de piel de la zona periocular, así como la corrección de las bolsas grasas. Se trata de una cirugía segura con resultados predecibles y satisfactorios. La blefaroplastia se realiza con anestesia local y sedación, en régimen ambulatorio o de ingreso hospitalario en función de los deseos y necesidades de cada paciente. Clásicamente, las blefaroplastias eran cirugías muy agresivas en las que se realizaban grandes extirpaciones de las bolsas grasas que resultaban en ojos muy hundidos u órbitas muy vacías, que generaban un aspecto “cadavérico”. Con el tiempo y la experiencia, hemos aprendido que con el envejecimiento se produce una atrofia grasa de toda la cara. Por ello, la tendencia actual en blefaroplastia es la realización de cirugías cada vez menos invasivas, lo cual repercute en una mejor y más rápida recuperación. Además, cada vez es más habitual combinar esta cirugía con un relleno del surco de la ojera y los pómulos con grasa del propio paciente (lipofilling) para mejorar las proporciones del tercio medio facial. En otras ocasiones, asociamos la blefaroplastia a un peeling químico que permite una mejor readaptación de la piel tras la extirpación de las bolsas grasas, además de mejorar el tono cutáneo del párpado inferior y corregir pequeñas arrugas.

 

La realización de una blefaroplastia exige al cirujano un conocimiento exhaustivo de la anatomía regional para evitar secuelas y malos resultados. El control postoperatorio debe ser estricto, estableciendo unas pautas de tratamiento basado en medicación por vía oral y oftálmica para prevenir complicaciones y evitar los síntomas de la sequedad ocular. Con todo ello, conseguimos que la blefaroplastia mejore notablemente el aspecto de toda la región periocular y proporcione una mirada más joven y descansada.

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